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sábado, 30 de marzo de 2024

HISTORIA DEL FÚTBOL ARGENTINO, POR JUVENAL. CAPÍTULO III (1900-1905)

A comienzos del siglo XX, el fútbol se convierte en una pasión popular. En la imagen de 1905 las elegantes damas ponían
su nota de inusitado lujo en el arrabal de la primitiva cancha de Independiente (“La crucecita”) en la calle Manuel Ocantos.


Sigue la cátedra de Juvenal sobre el más amado de nuestros deportes. En el primer lustro del siglo XX el fútbol se transforma en una pasión popular, Alumni arrasa a nivel local mientras nacen los clubes más populares del país.


EL SURGIMIENTO DE LOS GRANDES

En el novecientos, Buenos Aires atravesaba la primera etapa de su crecimiento, como recién entrada en la adolescencia. Tenía una población de 821.293 habitantes que sólo podían desplazarse a través del tren o en alguna de las once compañías de tranvías, ocho de las cuales eran a caballo. Todavía circulaban 239 carretas de bueyes, 52 sulkies, y empezaba a hacer historia el revolucionario automóvil: hubo nueve registrados ese año.

En ese ambiente, comenzó a organizarse el fútbol. Las condiciones sociales lo complementaron. Se tenía que jugar los domingos, por una simple razón. La jornada de trabajo se extendía de 10 a 16 horas, de lunes a sábado. No estaba reglamentado el descanso semanal y ese derecho, junto al de la reducción de la jornada, fueron las banderas de combate que agitaban los sindicatos. Lucha que llevaban a la acción directa a través de huelgas. Una de ellas, iniciada por la Sociedad de los Trabajadores de las Barracas y el Mercado Central de Frutos, en reclamo de una jornada de nueve horas, desembocó en un paro general cuya consecuencia fue el Código Nacional de Trabajo, elevado al Congreso por el gobierno del entonces presidente de la Nación, Julio Argentino Roca. La ley se sancionó en 1904, contemplando las ocho horas diarias de trabajo y un día de descanso.


1901: El gran Alumni

Nació oficialmente en 1901, pero sus integrantes venían jugando juntos desde antes, como ex alumnos de la English High School, fundada por Watson Hutton en 1884.

Alumni se convirtió en leyenda de nuestras canchas, ganando nueve títulos en once campeonatos, desde 1900 hasta 1911, año de su disolución.

La creencia generalizada era que el conjunto estaba constituido, en pleno, por miembros de la familia Brown, pero no era así. Los Brown eran catorce hermanos, once de ellos varones, de los cuales siete practicaron fútbol, pero nunca integraron el equipo al mismo tiempo. Los siete futbolistas fueron Jorge, Juan, Carlos, Tomás, Ernesto, Eliseo y Alfredo. Tomás actuó en los primeros años, Carlos se alejó del fútbol durante varias temporadas y Juan recién debutó en 1907. Con ellos, jugaba su primo Juan Brown, hijo del almirante Guillermo Brown, con lo que advertimos que la raíz familiar de los Brown no era inglesa sino irlandesa.


LA YUNTA BRAVA. Ya retirados de la Primera División, posan para la tapa de El Gráfico
los hermanos Juan y su hermano Jorge Gibson Brown, cuando disputaban con la casaca
del disuelto Alumni, el torneo de 1923 de veteranos en la denominada Liga de los Sábados.


La estrella del cuadro era Jorge Brown, el hermano mayor, quien actuó para el English High School de 1896 a 1900, para Alumni desde 1901 a 1911 y, al desintegrarse, exclusivamente para la Selección Nacional. Jorge se inició como half, luego pasó a jugar como centreforward y después a la zaga, donde alcanzó su total consagración.


La triunfal campaña

Alumni debutó en el campeonato el 6 de junio de 1901, venciendo por 1 a 0 al Belgrano Athletic Club. No actuó Jorge Brown, la figura consular, por estar entonces radicado en La Paz, Entre Ríos, donde trabajaba como funcionario del frigorífico Santa Elena. En su primer partido, Alumni jugó todo el primer tiempo con diez hombres y completó el equipo recién en el complemento, con el ingreso de don Alejandro Watson Hutton, con 48 años de edad pero animándose a salir junto a sus muchachos, como lo hacía antes, en los patios de la escuela. Alumni conquistó aquel primer campeonato con seis partidos jugados, todos ganados, 10 goles convertidos y sólo uno en contra. Además, hizo doblete al adjudicarse la Copa Competencia, venciendo a Lomas, Peñarol de Montevideo y, en la final, a Rosario Cricket Club. En 1902, Alumni volvió a ganar la Liga, pero perdió en desempate ante Rosario la Copa Competencia, trofeo que recuperó al año siguiente, 1903, a la vez que mantuvo el liguero, al obtener 18 puntos sobre 20 posibles. La racha se interrumpió en 1904. Alumni perdió el campeonato ante Belgrano y, después, Barracas lo eliminó de la Copa Competencia. Fue tanta la decepción, que hasta se pensó en disolver el cuadro. Privó el buen criterio, se optó por la reorganización y así llegó la gloria mayor, en 1906. Ese año, Alumni se adjudicó el campeonato y las Copas de Honor y Competencia.


Es el equipo de Alumni que venció a Sud Africa por 1 a 0 ese mismo año. De pie: Carlos Brown,
Jorge Broum, Eliseo Brown, Carlos Buchanan, E B. Browne, J. Buruca Laforia.
Sentados: C. Lett, Eliseo Brown, A. A. Mock, Ernesto Brown y G. Weiss.


Además, alcanzó un triunfo internacional de trascendencia, al derrotar por 1 a 0 al equipo de Sudáfrica, el 24 de junio.

En 1907 repitió por segunda vez su serie de tres campeonatos consecutivos. Lo hizo invicto, con 76 goles a favor y 13 en contra. Alumni perdió el torneo de 1908, en el partido decisivo con Belgrano. Ya había pasado el esplendor, pero todavía le quedaban orgullo y calidad suficientes como para lograr los títulos de los tres años siguientes: 1909, 1910 y 1911. Lo que se dice, un brillante final de ciclo.


Tu grato nombre

Al comenzar el siglo, la Boca estaba dejando de ser un enclave genovés. Una nueva generación de hijos de inmigrantes mantenía el recuerdo del dialecto paterno en las eses silbadas y la entonación arrastrada de las frases, pero ya eran y se sentían argentinos. Se reían del cocoliche de la nonna y miraban con indiferencia las temporadas líricas del salón Verdi. La Boca conservaba sus características físicas: las casas construidas con chapas, las veredas alzadas para prevenir los periódicos desbordes del Riachuelo, los coloridos frentes mediterráneos que más tarde inmortalizaría Quinquela Martín. Sin embargo, ya no era un pueblo italiano. Era un barrio porteño.


River Plate surge en el puerto de Buenos Aires.


Ahí, en el número 927 de la avenida Almirante Brown, imprenta de don Franciso Gentile, un grupo de muchachos boquenses se reunieron el 25 de mayo de 1901 para fundar un club de fútbol. Surgió de la fusión de dos cuadros del barrio: el Santa Rosa y La Rosales, llamado así en homenaje a la fragata del almirante Hipólito Bouchard. El nombre del club fue tema de ardua discusión. Un grupo de fundadores mocionaba River Plate, otro prefería llamarlo Forward. Resolvieron jugarlo en un partido de fútbol y ganaron los sostenedores del nombre actual.

Había nacido el decano de los grandes de nuestras canchas. Los colores trajeron menos discusiones, fueron hijos de la necesidad. Los jugadores usaban las camisetas blancas de trabajo, de paseo o para ir a la milonga, con una cinta roja en bandolera desde el hombro izquierdo, prendida con alfileres.

Entre los jugadores estaba un joven llamado Bernardo Messina. Iba a ser dirigente, jugador del equipo que ganó el ascenso en 1908 y, como arquitecto, diseñador de la cancha de Avenida Alvear y Tagle y, más tarde, del estadio Monumental. En plena guerra del 14 surgiría el himno del club tomando la música de una canción inglesa. Los versos originales de "It's a long way to Tipperary" (Es largo el camino a Tipperary) fueron modificados por la inspiración de Arturo Antelo y así nacieron las nuevas estrofas: River Plate, tu grato nombre, derrotado o vencedor mientras viva tu bandera la izaremos con honor... Desde su fundación hasta 1913, River se mudó tres veces de cancha. Desde las carboneras Wilson, en la Dársena Sur, a Sarandí. De allí otra vez cerca de las carboneras. En 1913 alquiló la cancha de Ferro Carril Oeste. Hasta que finalmente se instaló en la manzana delimitada por Pinzón, Caboto, Aristóbulo del Valle y Pedro de Mendoza, en plena ribera boquense.


1902: El club del lechero ahogado

Seguían brotando clubes en la Argentina, al conjuro de la pasión futbolera. El Club Atlético Tigre, el más norteño de todos los de Buenos Aires y sus alrededores, vio la luz el 2 de agosto de 1902. Tigre sería para siempre recordado como el equipo "del lechero ahogado".

Es que tenía su primera cancha en un sitio tan bajo, anegadizo y cercano al Delta, que un día de crecida, la leyenda cuenta que allí se hundió un lechero con carro y caballo incluidos.

Más allá de la verosimilitud o no de la historia, Tigre resultó un pilar de aquellos tiempos fundacionales y se dio el lujo de entregar al fútbol argentino un futbolista que llevó a este deporte a una dimensión hasta entonces desconocida: la de un espectáculo multitudinario. Ese hombre sería Bernabé Ferreyra, llegado de su Rufino natal para romper redes y erizar multitudes.

También en 1902 se sustituyeron las dos áreas del gol o del arquero, que nos parecen hoy tan extrañas con sus dos círculos concéntricos, por dos nuevos rectángulos, los mismos que conocemos en el fútbol actual. Desde entonces, esas dos áreas pasaron a denominarse oficialmente del gol y del penal, como se las conoce actualmente.


1903: Surge la Academia

Racing tuvo su génesis el 25 de marzo de 1903, en una vieja estación de ferrocarril denominada Barracas Iglesia, situada en Avellaneda, por la fusión de dos instituciones de la zona: Barracas al Sur y Colorados Unidos del Sur. El nombre salió de una revista francesa de deportes donde, sobre un equipo de fútbol, se leía en letras gruesas "Racing Football Club de París", y que Germán Vidaillac, uno de los juveniles fundadores, mostró y propuso a sus compañeros. En un principio la camiseta estaba diseñada con cuatro cuadros: dos de color rosa y dos celestes, luego su casaca pasó a ser como la actual de Gimnasia, pero invertidos: azul, blanco, azul.




Sus colores, finalmente albicelestes como hoy los conocemos, quedaron para siempre grabados en la historia del amateurismo y fueron los indiscutibles triunfadores de una época tan romántica como Racing mismo, ya que la entrañable Academia del fútbol argentino se creó con 19 pesos con 80, recolectados dificultosamente entre sus modestos socios fundadores...


Los viejos muchachos de Newell

Rosario, 1884. Don Isaac Newell compra la casa del que fuera su reconocido benefactor. Mister Wheelwrigth, ubicada en la calle Entre Ríos número 139 y, teniendo como aliados a su esposa Anna Margretha Jockinsen y su amigo Ernesto Edwards, fundan el colegio Anglo-Argentino.

En 1900, al cumplir 47 años, Newell se sintió enfermo y resolvió hacer un viaje de descanso a su patria para visitar a los suyos, o quizás en carácter de despedida de su amada Inglaterra. Antes de irse, confió la dirección del colegio a su hijo Claudio, quien sería su digno sucesor.

Víctor Heitz, uno de los fundadores, cuenta los prolegómenos del gran momento: "Improvisábamos en el patio de tierra del colegio y en los intervalos que nos posibilitaban los recreos, unos picados ardorosos, ya que como resultaban muy breves, poníamos las piernas y el alma para ganarlos."

Aprovechando ese deseo de evasión del alumnado, Claudio Newell, el hijo de don Isaac, convocó a los chicos a una asamblea para aunar criterios respecto de las futuras actividades futbolísticas. Fue en esas circunstancias que resolvieron crear un club que identificara el colegio.

El 3 de noviembre de 1903, en la fuente del patio, quedó fundado el Club Atlético Newell's Old Boys. Los colores fueron un homenaje a don Isaac y a su señora Anna, de nacionalidad alemana. Para ello, se tomó un color de la bandera inglesa (rojo) y uno de la enseña alemana (negro).

Rosario Central ya no estaba solo en la segunda ciudad de la República. Había nacido un gran competidor.


1904: La visita del Southampton

Durante el invierno de 1904 llega en gira el Southampton, equipo inglés de Primera División, para confrontar con cuadros argentinos. Nuestro fútbol recibe la primera lección sobre lo que es I el alto nivel. Se comprueba entonces que entre nosotros se practica un juego entusiasta pero rudimentario en cuanto a técnica y disciplina de conjunto. Es tan importante el acontecimiento que por primera vez concurre el presidente de la República a un estadio. El 26 de junio, el general Julio Argentino Roca está entre los ocho mil aficionados que presencian cómo los ingleses vencen 3 a 0 al Alumni.


Equipo de Southampton que visitó el país en 1904.


Además, otra muestra del gran acontecimiento que significó la presencia de los ingleses en Buenos Aires la refleja el diario "La Nación", que no sólo le dedicó un amplio espacio en las ya incipientes páginas deportivas para comentar las incidencias del encuentro sino también en "Sociales" donde 'se destacó la presencia de gran cantidad de damas en la cancha, de las familias más aristocráticas de la sociedad, como Casáres, Unzué, Alvear, Chevallier Boutell, Duggan, Céspedes, Taylor, Fres, Madero, Bunge, Guerrico, Vedoya, Tezanos Pinto, Green, Martítvez de Hoz, Argerich, Lugo, Estrada, Zorraquín, etc.

El partido se llevó a cabo en la Sociedad Sportiva, cerca del lago Palermo, y la compañía de tranvías Anglo Argentina debió reforzar el servicio para satisfacer la demanda de público, además de fletar un coche especial en el que viajaban los jugadores. Era tanta la admiración que despertaba el juego del equipo visitante que en algunos pasajes del partido los jugadores argentinos se paraban para aplaudir las jugadas de los ingleses...


Increíble festejo de un gol

El Southampton juega sucesivamente con un equipo de residentes británicos, al que golea 10 a 0, y con Belgrano, superándolo 6 a 1. En este encuentro, Arturo Forrester conquista el primer gol argentino frente al cuadro inglés, y el festejo es sensacional. Sus compañeros lo levantan en andas, dan con él una vuelta triunfal alrededor de la cancha y lo llevan a un barcito cercano, donde brindan por la hazaña. Luego regresan al campo de juego, donde los están esperando los futbolistas del Southampton para reanudar el juego.


Arturo Forrester en 1957.


En quince días, el club inglés realiza cinco presentaciones con otros tantos triunfos, 32 goles a favor y sólo 4 en contra. Al último partido concurren más de 10.000 personas, y esa visita genera una hasta entonces desconocida pasión popular por el fútbol.

Las enseñanzas que deja esta visita inicial, donde queda demostrado que todavía somos alumnos frente a los inventores de este deporte, se enriquecen al año siguiente, 1905, cuando arriba el Nottingham Forest. En 1909, la llegada conjunta del Everton de Liverpool y el Tottenham Hotspur de Londres brinda lecciones inestimables a los futbolistas criollos. Buenos Aires ha seguido creciendo y cuando termina la primera década del siglo cuenta con una población de 1.231.698 habitantes.


1904: Se crea la FIFA

El 21 de mayo, en París, nace la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA). Con motivo del encuentro internacional entre Francia y Bélgica, se reúnen en la Ciudad Luz delegados de esos dos países y de Alemania, Dinamarca, España, Holanda, Suecia y Suiza. Luego de siete semanas de sesiones, dejan constituido el nuevo organismo. Los propios congresistas se dan cuenta de un error: no están en la entidad los países del Reino Unido, inventores del fútbol y poseedores del juego más poderoso y calificado del momento. Se ofrece, entonces, la presidencia de la FIFA a los británicos. Sin embargo, la Asociación Inglesa, receptora de la generosa oferta, la rechaza.

La Argentine Football Association se afilia a The Football Association, la entidad inglesa, buscando de ese modo personería internacional. Obviamente, por su ligazón afectiva con Gran Bretaña, nuestro fútbol desconocía también a la FIFA.


El fútbol apasiona a los ingleses

¿Qué pasaba en la cuna del juego a principios de siglo? En febrero de 1904 se enfrentaron Aston Villa y Tottenham Hotspurs por la Copa Inglesa cuando la multitud presente en el estadio invadió el campo de juego. Fue imposible seguir el encuentro, que debió jugarse nuevamente días después.

El entusiasmo que despertaba el fútbol entre los ingleses iba a provocar el primer hecho luctuoso cuando jugaron Escocia-Inglaterra en Glasgow. Parte de la tribuna, colmada de espectadores, se derrumbó, matando a 25 personas e hiriendo a 24.

En 1905 se produjo la primera transferencia importante de la historia del fútbol cuando el Middlesbrough le pagó la fabulosa suma de mil libras esterlinas al Sunderland por el pase del delantero Alf Common. Se afianzaba el profesionalismo en el Reino Unido, en tanto aquí, en este lejano rincón del mundo, el gran Alumni encarnaba el ideal romántico del fútbol puramente amateur.


 La quinta de doña Anita

1904 y 1905 son años de grandes acontecimientos en cuanto a su proyección futura. El 15 de agosto de 1904 se funda Argentinos Juniors, el club de La Paternal que setenta y dos años más tarde le daría al fútbol del mundo un jugador excepcional: Diego Armando Maradona.

El 28 de julio había nacido Ferro Carril Oeste, como producto del entusiasmo de los jefes y empleados de ese ramal ferroviario, y el 12 de octubre aparece Atlanta, fundado en la esquina de Lima y Venezuela por Emilio Bolinches, arquero internacional que luego fue llamado para integrar el cuadro de Alumni. Los jóvenes fundadores de Ferro recibieron gran ayuda de la empresa y rápidamente construyeron una cancha en terrenos cedidos por el gerente del ferrocarril, ubicados al costado de la vía en lo que era la quinta de verduras y hortalizas de Doña Anita. Por ese motivo, además del color de sus camisetas, se los llama "verdolagas"...

Ferro es el único club que mantiene su estadio en el mismo sitio, ya que ningún otro conservó su cancha original. La única variante sufrida por el field de Caballito fue su orientación: en los viejos tiempos, los arcos estaban ubicados donde hoy se alzan las plateas laterales. El fútbol ganó así un escenario importante. Tanto que, en 1907, Alumni le pedía prestada la cancha a Ferro para jugar partidos relevantes, y en 1913 River Plate se la arrendó por el seis por ciento de sus exiguas recaudaciones...

Los dirigentes de Atlanta, en cambio, deambularán varios años cambiando de cancha hasta asentarse finalmente en Villa Crespo. De ese peregrinaje surgió el apodo que los sigue acompañando: los Bohemios.


1905: La rebelión de los pibes

El 1° de enero de 1905 nace el Independiente Football Club, denominación luego cambiada por la de Club Atlético Independiente. ¿Cómo fue su nacimiento? Los cadetes de la tienda "Ciudad de Londres" se rebelan porque no los dejan jugar en el equipo de fútbol representativo del comercio.

Se convoca a una reunión en la esquina de Perú y Victoria (hoy llamada Hipólito Yrigoyen), y deciden formar un club. "¿Cómo nos llamamos?", pregunta uno de los imberbes asambleístas. ¡Independientes!", contesta otro de los pibes. Hoy, una placa recuerda en ese sitio que, a pocos pasos de la Plaza de Mayo, nació la futura gran institución de Avellaneda.

La primera camiseta adoptada fue una totalmente blanca con vivos azules, pero pasó por estas tierras el Nottingham Forest, maravillando con su juego y el vibrante color de su uniforme deportivo. Su presencia impactó tanto a los jóvenes de la flamante institución que en 1908 resolvieron adoptar, ahora para siempre, la camiseta roja con vivos blancos.


Gran campeón del balompié

Así dicen las primeras líneas del himno de Boca Juniors, club nacido el 3 de abril de 1905. Un grupo de muchachos se reunieron en la Plaza Solís, ubicada en el perímetro de las calles Olavarría, Caboto, Ministro Brin y Suárez. Allí acordaron fundar un club, cuyo nombre definitivo eligieron tras desechar otras propuestas, tales como "Hijos de Italia", "Defensores de la Boca" y "Estrellas de Italia". El nombre, por el barrio; lo de "Juniors" porque significaba hijos de ese lugar. Todo eso quedó asentado a lápiz en un cuaderno que costó diez centavos.


Este bello cuadro de Quinquela Martín, recordando los orígenes de Boca Juniors, está en el estadio.


El primer intento de designar los colores pasó por el blanco y el negro. Después, rosa. Una y otra combinación duraron poco. Uno de los fundadores, Juan Brichetto, que trabajaba en el puerto, vio navegar un buque de bandera sueca y al observar sus colores (azul y amarillo) los propuso inmediatamente en la reunión de Comisión Directiva que presidía Esteban Baglietto, el primer titular de la flamante entidad. Fueron aceptados por unanimidad.

La primera cancha estuvo ubicada en las carboneras de Wilson. Luego se trasladarían a la isla Demarchi y más tarde a Wilde, para arribar finalmente a su actual ubicación. Pero ésa ya es otra parte de la riquísima historia de Boca Juniors, la que ensalzara su marcha oficial, escrita por Jacinto Fernández Blanco y musicalizada por Ralo Goyeche, al regreso de la histórica gira por Europa de 1925. 

 

Fuente: https://www.elgrafico.com.ar/articulo/%C2%A1habla-memoria!/34711/historia-del-futbol-argentino-por-juvenal-capitulo-iii-%281900-1905%29

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