1953 El año de Labruna
Partimos de la base indiscutible de que el título obtenido es de todos: cada uno en su esfera- jugadores, técnicos, dirigentes, hinchas- pusieron de su parte ese algo que se necesitaba para lograr el halago que hoy vivimos. La conjunción de todas las partes es un todo armónico, solido y capaz de completar la hazaña, derivo en la nueva y brillante conquista.
Pero se impone destacar dentro de
ese todo, al hombre que marco el camino, señalo el rumbo, definió el estilo,
avivo la llama sagrada de la adhesión a lo colores, infundio el necesario soplo
de amor propio y resume en su personalidad futbolística toda la fuerza y toda
la destreza del Campeón.
Ese hombre es Ángel Labruna, a
quien alguien ha definido como el mariscal y el soldado raso – según se lo
necesitara en la batalla del Campeonato-, que llevo a River hacia la victoria.
Salió angelito a dar una vuelta
en bicicleta, cuando lo sorprendió nuestro fotógrafo y capto la pose, que tiene
el mérito de constituir todo un simbolismo: una de las jugadas mas aplaudidas
del repertorio del maestro en cuyo honor toda la afición deportiva ha quemado incensio
a paladas -merecidamente, por cierto-, ha sido la llamada “bicicleta”, con la
que ha burlado a los mejores defensores y ofrecido momentos inolvidables a los
amantes del buen futbol.
En otro orden de cosas podemos decir que fue constructor y obrero, pensamiento y acción, alma y cerebro de ese todo que nos ha hecho el regalo de otro título máximo.
El reconocimiento a esa
preponderante influencia, ha sido unánime. Y originó al promediar el certamen
con motivo de cumplir el maravilloso astro sus 21 años de ininterrumpida
actividad futbolística, un verdadero jubilo popular en el que participo todo el
futbol argentino. Ante esas muestras de cariño que le tributaron riverplatenses
y no riveplatenses, angelito respondió de la única manera que sabe hacerlo: dándose
entero en la cancha por brindar espectáculo de calidad y por sacar airosos
frente a las duras exigencias, los colores que lleva grabado a fuego en su corazón.
Y lo ha logrado. Plenamente. Generosamente. Sin guardarse nada. Sin esperar que
el trabajo lo hicieran los otros. Yendo a buscar la pelota atrás, planeando,
organizando y metiéndose en la guerra del área. Ganándose en buena ley el
homenaje que hemos querido brindarle en nuestra portada, que por primera vez en
un numero extraordinario de esta publicación, personaliza un solo hombre el
esfuerzo y el merito de todo un equipo. Y mereciendo igualmente con absoluto
justicia, que designemos al torneo en el que River ha vuelto a inscribir su
nombre en la Copa Campeonato, como EL AÑO DE LABRUNA.
Seis veces campeón
Lo dijimos el año pasado y no
podemos menos que repetirlo ahora porque es la pura verdad: Angelito se va a
jubilar de Campeón.
Con el reciente obtenido, en cuyo
merito le cabe un pedazo grande como conductor de las horas difíciles y los
momentos inciertos, el gran maestro ha superado todos los récords existentes en
la materia dentro de nuestro futbol: Es Campeón de primera por sexta vez.
Hasta el año pasado compartía el
rico historial de haber ganado en cinco oportunidades el titulo máximo del
circulo superior con otros grandes de River y el futbol argentino: Moreno,
Pedernera, “Pacha” Yacono.
Hoy lograda la sexta corona con
su valioso aporte, la proeza de Angelito es única. Y agrega un motivo mas para
seguir quemando incienso a paladas en homenaje al crack mas extraordinario que recuerda
el futbol criollo, por la perdurable riqueza de sus recursos, de su estilo y de
su eficacia.
Al cabo de uno de sus grandes
partidos de la temporada -en este caso el cotejo contra Racing de cuya definición
fue factor preponderante con una actuación sencillamente genial-, Angelito
responde al reclamo de la popularidad dirigiéndose por radio a los aficionados.
Sudoroso, despeinado, con el vendaje de su mano izquierda hecho jirones, el
crack no oculta, empero, su gran satisfacción por el triunfo que nos abrió las
puertas del Campeonato.
Fuente: Revista River, el albúm de lo campeones 1953
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