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jueves, 9 de marzo de 2023

Homenaje al "Hacha" Ludueña, el Terror de los Piratas

 

Hoy a la mañana nos sorprendió la tristísima noticia del fallecimiento del “Hacha” Ludueña, figura mítica del mejor Talleres de la década de los 70, el quipo que con su   futbol le devolvió la esencia del potrero, del toque y la alegría al futbol argentino.

Jugador mítico, héroe de leyenda, el terror de Belgrano, con su sola presencia una oleada de piratas de agua dulce (Al lado del Rio Suquía) se iban a pique.

El “Hacha” Ludueña ídolo de mi padre y abuelo, quienes tampoco están en este plano, si para ellos era un crack, para mí también.

Dicen que la muerte no es desaparecer de la faz de la tierra, la muerte es el olvido, y es imposible que el hincha de Talleres y el amante den buen fútbol olvide al Crack.

En este espacio tampoco olvidamos a los que transpiraron a camiseta albiazul regando el verde césped del mejor futbol que se haya visto por tierras cordobesas.






A continuación, compartiremos algunas notas para que aquellos que no sepan quien fue el “Hacha”, puedan acercarse al Crack.

 

Luis Antonio “El Hacha” Ludueña: “El Dios del fútbol”

 

Luis Antonio Ludueña, el mítico “Hacha”, fue un jugador extraordinario, un volante por derecha o por el centro que hizo historia, con una técnica exquisita, una pegada precisa y potente, un despliegue incansable y un corazón indomable.

Ludueña era un volante con llegada, un abonado al gol.

Fue el símbolo de un tiempo inolvidable, de un Talleres de colección.

En el segundo lustro de la década del 70, el fútbol argentino bailaba en buena medida, al ritmo del cuarteto cordobés.

Corría el año 1976 y Talleres brindaba con un fútbol burbujeante, con sabor a champagne.



La fama, que no es puro cuento, trascendió fronteras y fue invitado a realizar una gira por África.

La “T” llegó a Zaire (hoy República Democrática del Congo) donde jugó un torneo junto a Temperley, la selección local y dos equipos más, el Itama y el Vita.

Cuando el plantel se aprestaba a regresar en el aeropuerto de Kinshasa, Ntukani Nzuzi Musenda, jefe de deportes del diario Elima, pidió hablar con Luis Ludueña. Traductor de por medio, el periodista africano imploró: “Dígale al hombre de los cabellos negros y largos que él es el Dios del Fútbol, que nos ha deslumbrado tanto como Pelé. Dígale, le repito, que él es el Dios del Fútbol”.


Fuente: Revista El Gráfico N° 2940 11 de Febrero de 1976


Hay que aclarar que el Congo es un país mayoritariamente cristiano, pero el resto está compuesto de una cantidad increíble de religiones de las que algunas son exclusivas del país.

Luis Antonio Ludueña nació el 21 de febrero de 1954 en Córdoba.

Su primer amor futbolístico fue San Lorenzo del Barrio Las Flores

Siendo un adolescente, un crack precoz, en 1972 se consagró campeón en la B de Córdoba, uno de los títulos que más valora en su carrera.

El club de “Los turcos Cordobeses” fue la cuna de grandes figuras.

Del Barrio Las Flores salieron jugadores como Yamil Simes, Bernardo Patricio “El Cuchi” Cos, “El Pelado” Sebastián Viberti, José Luis Villarreal “Villita”, y la dinastía de los Ludueña, encabezada por el “Hacha”.

Talleres lo incorporó a mediados de 1973. El Hacha ganó 16 títulos locales, con la camiseta albiazul.

Jugó en Talleres durante 10 años, completando un total de 340 partidos con 113 goles. Debutó en torneos de AFA el 21 de julio de 1974.

En la primera fecha del Nacional ‘74, el equipo que dirigía Ángel Labruna jugó en cancha de Instituto (la Boutique estaba siendo remodelada) contra Gimnasia de La Plata, ganando uno a cero, con un gol de Luis Ludueña a Hugo Orlando Gatti, de penal.

Esa tarde Talleres formó con Quiroga; Comelles, Galván, Artico y Ocaño; Muggione, Rivadero y Taborda; Patire, Valiente y Pereyra.

Ese Talleres de Labruna revolucionó al fútbol del Interior y terminó en el cuarto puesto en el Nacional.





En el año siguiente Ludueña se ganó la confianza del DT Adolfo Pedernera y fue titular indiscutido.

En 1976 se consagró goleador del Nacional con 12 conversiones, junto a Norberto “El Llamarada” Erezuma de San Lorenzo de Mar del Plata y Víctor Marchetti de Unión.

Un 20 de octubre de 1976, Luis Ludueña hizo el gol que le dio la victoria a Talleres sobre Argentinos Juniors por 1 a 0 en la Paternal, la tarde que debutó un tal Diego Armando Maradona, de apenas 16 años.

Ludueña lo contaba así: “Tuve el privilegio de estar en el debut en Primera de Maradona. Fue un miércoles por la tarde, en la cancha de Argentinos. Diego entró en el segundo tiempo y les ganamos 1-0 con gol mío. Es otro lindo recuerdo. Después del partido comentábamos entre nosotros cómo jugaba ese “mocosito”. Para colmo le metió un caño a Juan Cabrera en la primera pelota que tocó. Lo cargamos con eso y él decía que, si le hacía otro, lo mataba. ¡Qué lo vas a matar!, le decíamos nosotros, si no lo podés agarrar… era una avispa el pibe ese. Nunca creímos que después podría ser todo lo que fue.”

Ese día Talleres formó con Quiroga; Ocaño, Galván, Oviedo y Avellaneda; Cabrera, Ludueña y Valencia; Bocanelli, Bravo y Cherini. El “Hacha” marcó el único gol a los 27 del primer tiempo.

El fútbol del “Hacha” Ludueña también llamó la atención de Cesar Luis Menotti.

Primero fue parte de la llamada Selección del Interior y luego lo convocó para la Mayor donde el 27 de junio de 1975 en un cotejo ante Bolivia en Cochabamba, en el que jugó diez minutos reemplazando a Antonio Alderete. Ganó Argentina dos a uno.

En el 78 hasta pudo estar en el plantel campeón del mundo.

Había sido convocado para concentrar en Mar Del Plata, pero un día antes se cortó un tendón del pie que lo marginó.

“Se hablaron muchas cosas de la lesión que me marginó de la Copa del Mundo del 78. Dijeron que estaba jugando al carnaval con unas botellas, que estaba borracho. No. La verdad es que estaba en la casa de un amigo en Villa Carlos Paz. habíamos comido un asado y tomado dos vasos de vino, y ya me volvía a Córdoba. La empleada me empujó a la pileta. Me volví loco, me saqué los zapatos, y me miré enseguida. Tenía un tajito chiquito. El pie se me había ido y me corté con la piedra laja. Al rato paró la sangre y me curé. Pero al otro día tenía el pie hinchado. Voy a la cancha, me ve el médico y me dice que mueva el dedo. “No puedo”, le digo. “Dale que tenés que viajar el miércoles a Mar del Plata, que ya te quedás concentrado con la Selección”, me insiste. Pero no podía mover el dedo. El doctor se larga a llorar y me dice: “Te perdiste el Mundial, te cortaste el tendón”. Lloré mucho, mucho, mucho. Dios sabrá por qué no lo jugué”, contó en una nota en El Gráfico, publicada en 2013.



En el año 1979, se consagró campeón en el Preolímpico de Colombia, pero el boicot posterior de Argentina a los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980, no le permitió estar en Rusia.

En ese equipo había 6 jugadores de Talleres: Quiroga, Ocaño, Binello, Astudillo, Bocanelli y Hoyos.

En 1981 el Málaga de España quiso contratarlo, pero el “Hacha” se negó porque no le cumplieron con lo que le habían prometido.

Pasó a Estudiantes de Río Cuarto, donde formó parte del equipo que logró por primera vez la clasificación al Nacional de 1983. Ludueña cerró su carrera en Instituto, donde jugó unos pocos partidos.

Con el tiempo Ludueña reconoció que las malas juntas y el alcohol lo privaron de disfrutar de algunas de las cosas lindas de la vida, pero pudo superarlo y hoy es el mejor amigo de sus hijos Daniel y Gonzalo, que siguieron con el legado familiar triunfando en el fútbol.

Luego de su retiro, el inolvidable periodista Nilo Neder le consiguió un trabajo en la Legislatura de Córdoba, donde estuvo durante 25 años, mientras colaboraba con su querido San Lorenzo, los turcos del barrio Las Flores.

El “Hacha” Ludueña fue un futbolista de una clase extraordinaria, fiel exponente del potrero cordobés.

Un crack de rostro filoso, cabello renegrido, bien largo y un andar de Cacique.

Fue el símbolo de un tiempo inolvidable de un Talleres de colección.

Luis Antonio Ludueña fue un jugador llamativo y deslumbrante, tanto es así que en África, en la lejana y politeísta Kinshasa, un reconocido periodista congoleño tuvo la ocurrencia de llamarlo: “El Dios del Fútbol”.


Estudiantes de Río Cuarto, “la última gran alegría” para “el Hacha” Ludueña


En Estudiantes de Río Cuarto fue “la última gran alegría” supo decir Luis Antonio “el Hacha” Ludueña. Fue parte del equipo que logró por primera vez la clasificación al Nacional de 1983, el 12 de febrero de 1983. “El León” logró un sorprendente 3-1 sobre Belgrano por la final del Provincial y así fue a jugar por primera vez un torneo de AFA.

“Haber participado en ese grupo tan lindo fue la última alegría de mi carrera, sobre todo porque le ganamos al rival mío de toda la vida (Belgrano). Después de empatar en Río Cuarto la primera final, la dirigencia de Estudiantes estaba desilusionada. ‘Siempre nos pasa lo mismo’, decían. Yo les pedí que nos tuvieran fe, que lo íbamos a dar vuelta en Córdoba, y así fue”, supo contar “el Hacha” sobre su experiencia en el club del Imperio del Sur con el que también jugó tres partidos en el Nacional.

“Ganamos 3-1 y yo hice el tercero con un festejo especial: me levanté la camiseta y mostré una musculosa de Talleres. Es que en el segundo partido me habían puteado de lo lindo en Alberdi. Fue casi una despedida, porque ya tenía decidido no jugar más. Me pude dar ese gusto personal: irme campeón y ante Belgrano”, agregó.


Cómo era el Hacha en Estudiantes

Jorge Burki, entonces lateral de Belgrano, recordó así al “Hacha”: “Jugaba ahí. Me puso Sebastián Viberti en ese lugar, también era zaguero. Era rebelde, alegre. Puro de potrero y con una gran picardía de nosotros, los cordobeses. Era darle la pelota a él y que resolviera. Hizo el gol bárbaro. Tremendo. Y Belgrano era un equipo joven. Con un simple movimiento dejó a su marca en el camino y le fue a gritar el gol a Belgrano. Me ponía unos cambios de frente. Despupés del Nacional, jugamos el Regional. Ahí jugaba de volante central junto con Pitarch y Ludueña. Ascendimos y clasificamos al segundo Nacional. Vino a enseñarnos”.

También dejó su concepto, Alicio Dagatti, el actual presidente: “Puede decirte algo como hincha de Estudiantes. Fue extraordinario. Lo que todos vieron. Nos dio una gran mano”.


El "Maracanazo" en el Chateau


El 12 de febrero de 1983, Estudiantes de Río Cuarto protagonizó, a su manera, un “Maracanazo” en el Chateau, con un sorprendente 3-1 sobre Belgrano, según escribió Gustavo Farías para La Voz del Interior.

Fue por la final del Provincial, que tenía por premio algo más que una copa: estaba en juego, nada más y nada menos, que el pase directo al Nacional. Fue, qué duda cabe, el momento cumbre en la vida del club del Imperio. Después de numerosas frustraciones, coronó así el anhelo de mezclarse de una vez por todas, y por los puntos, con aquellos clubes que, de tanto en tanto, se llegaban a Río Cuarto para amistosos vividos como auténticos eventos sociales.

Estudiantes de Río Cuarto fue “la última gran alegría” supo decir Luis Antonio “el Hacha” Ludueña. Fue parte del equipo que logró por primera vez la clasificación al Nacional de 1983, el 12 de febrero de 1983. “El León” logró un sorprendente 3-1 sobre Belgrano por la final del Provincial y así fue a jugar por primera vez un torneo de AFA.

“Haber participado en ese grupo tan lindo fue la última alegría de mi carrera, sobre todo porque le ganamos al rival mío de toda la vida (Belgrano). Después de empatar en Río Cuarto la primera final, la dirigencia de Estudiantes estaba desilusionada. ‘Siempre nos pasa lo mismo’, decían. Yo les pedí que nos tuvieran fe, que lo íbamos a dar vuelta en Córdoba, y así fue”, supo contar “el Hacha” sobre su experiencia en el club del Imperio del Sur con el que también jugó tres partidos en el Nacional.

“Ganamos 3-1 y yo hice el tercero con un festejo especial: me levanté la camiseta y mostré una musculosa de Talleres. Es que en el segundo partido me habían puteado de lo lindo en Alberdi. Fue casi una despedida, porque ya tenía decidido no jugar más. Me pude dar ese gusto personal: irme campeón y ante Belgrano”, agregó.


De la mano del Hacha Ludueña


El duelo del sábado 12 de febrero fue a todo o nada. “De interés nacional”, tituló en la previa La Voz del Interior, que destacaba que el ganador sería el quinto representante de la provincia en el Nacional ‘83.

“Con todo el respeto que le tengo a Belgrano, estoy seguro de que ganaremos e iremos al Nacional, en recompensa a todo el esfuerzo realizado por la población de Río Cuarto”, había anticipado Miguel Ponce, el DT estudiantil, quien sucedió en el cargo a Sebastián Viberti y que 15 minutos antes del partido sufrió un tremendo imprevisto. Roberto Chavero e Iván Cortez, que estaban precalentando, fueron notificados de que no podían jugar por estar suspendidos. Estudiantes puso el grito en el cielo y jugó bajo protesta.

En la cancha, el favoritismo Pirata se diluyó rápidamente. Funes, a los 12m, y Santecchia, a los 14m, pusieron un 2-0 que condicionó el trámite. Después llegó el tercero de la mano de un especialista en amargar a los de Alberdi: el “Hacha” Ludueña. De nada sirvió el descuento de Antúnez sobre la hora.

“Belgrano fue una ilusión juvenil; Estudiantes, una lección de madurez”, escribió el inolvidable Nilo Neder en El Gráfico, que le dio dos páginas a la definición de la Asociación Cordobesa. Estudiantes ya había abierto sus fronteras.



Que tu vuelo sea brillante, como tus mejores jugadas en la cancha. Se te va a extrañar, querido Hachita. QEPD”.


Así despidió Miguel Ángel Oviedo en su estado de Whatsap a Luis Antonio Ludueña, quien falleció este jueves. “La Cata”, una de las grandes figuras del Talleres de la época dorada de los ‘70 y excampeón del mundo en Argentina 1978, fue uno de sus grandes amigos y compañeros.

Mundo D lo consultó respecto de la partida del ahora inolvidable “Hacha” y el exvolante central albiazul dejó esta semblanza:

“Me quedan los mejores recuerdos del ‘Negro’ Luis. Para ese Talleres fue un jugador fundamental y como persona, cuando yo lo conocí en la T, me encontré con una figura. Yo venía de Racing, nos hicimos una gran amistad y en un gran equipo, como fue ese del ‘70, el de la época dorada del club. Fue un jugador extraordinario. Pasamos juntos años maravillosos, siempre de buen humor y haciendo bromas. Se nos fue una gran persona y un excelente jugador, porque ‘el Hachita’ jugaba realmente bien. Nosotros vivíamos el fútbol y la amistad de una manera muy distinta a quizá como se la vive ahora, por eso duele tanto esta noticia. Mis condolencias para su familia y sus hijos. Venía mal con la enfermedad que tenía. Y si Dios se lo llevó seguro que fue para que no siguiera sufriendo”, comentó

Oviedo recordó también cómo era Ludueña a través de una anécdota. “Una vez, jugando un clásico contra Belgrano, en la Boutique, ‘el Negro’ tuvo la ocurrencia de sentarse sobre la pelota y hacerle señas a un jugador rival para que viniera a sacársela, en pleno partido. Luis era de hacer ese tipo de bromas, siempre de buen humor y con ese tipo de salidas. Incluso ‘el Negro’ (Víctor Brizuela) lo criticó por la radio”, evocó “la Cata”.



Talleres del 11 de diciembre de 1977, cuando le ganó a Platense 2 a 1 por el Campeonato Nacional.




Daniel Willington y Luis " Hacha " Ludueña juntos, en una parada de colectivos en pleno centro durante los años setenta.

Bocanelli, Ludueña, Bravo, Willington y Cherini jugando juntos para Talleres 






























Fuentes: 

https://www.lavoz.com.ar/deportes/futbol/daniel-willington-y-su-recuerdo-del-hacha-luduena-era-un-jugador-exquisito/

https://www.lavoz.com.ar/deportes/futbol/estudiantes-de-rio-cuarto-la-ultima-gran-alegria-para-el-hacha-luduena/

https://www.lavoz.com.ar/deportes/futbol/que-tu-vuelo-sea-brillante-como-tus-mejores-jugadas-en-la-cancha-de-la-cata-oviedo-para-luis-luduena/

https://www.clubtalleres.com.ar/luis-antonio-el-hacha-luduena-el-dios-del-futbol/


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